Queda muy claro que hay una guerra entre las mafias del narcotráfico y la autoridad gubernamental; no nos atrevemos a decir quien va ganando, pero lo que sí podemos decir es que los mensajes que desde el narco salen no son precisamente en son de paz.
El hecho de que al jefe de policía en Agua Prieta, Ramón Tacho Verdugo lo hubiesen asesinado al salir de sus oficinas y de que al agente de la Policía Judicial del Estado, Raúl Bojórquez lo hubieran acribillado en pleno centro cívico de Hermosillo, son simplemente los avisos de que nada detendrá a los “malosos” y que no tienen miedo a nada.
Esos dos asesinatos conllevan por sí mismo el mensaje de que están mejor preparados, en recursos materiales y humanos que las corporaciones policiacas, pero además dejan la percepción de que nadie está seguro en ningún lugar.
Si esos comandos se atrevieron a matar al jefe de Agua Prieta frente a sus oficinas y desataron una balacera justamente detrás de Palacio de Gobierno ¿no es indicativo de que nada los detiene? ¿no nos están diciendo que siente que pueden actuar impunemente pues saben que no los van a detener?.
Pero además ya quedó plenamente comprobado que tienen mejores armas que los agentes de las policías; los arsenales decomisados en Magdalena y Hermosillo, el decomiso de uniformes en el retén de Benjamín Hill son indicativos de que tienen los recursos materiales suficientes para mantener la guerra, en cualquier sitio, a cualquier hora, contra quien se les oponga y lo peor de todo, sin que sufran bajas mayores.
Hay quienes especulan que toda esta ola de violencia que se desató en Sonora es producto de un enfrentamiento entre cárteles de la droga; unos opinan que son personas de fuera que vienen a “calentar” la plaza; otros dicen que simplemente es el efecto de la guerra declarada por el gobierno mexicano a las mafias organizadas.
Los partidos de oposición de inmediato pretenden sacar jugo político a su favor y exigen que el Gobierno del Estado solicite la intervención del Ejército para que patrulle las calles, pero ni siquiera eso es garantía de brindar seguridad.
Las ejecuciones en Guerrero, Michoacán y en Nuevo Laredo, Tamaulipas no se han detenido a pesar de que el Ejército Mexicano intervino en esas entidades y ciudad, de ahí que su sola presencia tampoco garantiza sentirnos seguros.
Esos dos asesinatos conllevan por sí mismo el mensaje de que están mejor preparados, en recursos materiales y humanos que las corporaciones policiacas, pero además dejan la percepción de que nadie está seguro en ningún lugar.
Si esos comandos se atrevieron a matar al jefe de Agua Prieta frente a sus oficinas y desataron una balacera justamente detrás de Palacio de Gobierno ¿no es indicativo de que nada los detiene? ¿no nos están diciendo que siente que pueden actuar impunemente pues saben que no los van a detener?.
Pero además ya quedó plenamente comprobado que tienen mejores armas que los agentes de las policías; los arsenales decomisados en Magdalena y Hermosillo, el decomiso de uniformes en el retén de Benjamín Hill son indicativos de que tienen los recursos materiales suficientes para mantener la guerra, en cualquier sitio, a cualquier hora, contra quien se les oponga y lo peor de todo, sin que sufran bajas mayores.
Hay quienes especulan que toda esta ola de violencia que se desató en Sonora es producto de un enfrentamiento entre cárteles de la droga; unos opinan que son personas de fuera que vienen a “calentar” la plaza; otros dicen que simplemente es el efecto de la guerra declarada por el gobierno mexicano a las mafias organizadas.
Los partidos de oposición de inmediato pretenden sacar jugo político a su favor y exigen que el Gobierno del Estado solicite la intervención del Ejército para que patrulle las calles, pero ni siquiera eso es garantía de brindar seguridad.
Las ejecuciones en Guerrero, Michoacán y en Nuevo Laredo, Tamaulipas no se han detenido a pesar de que el Ejército Mexicano intervino en esas entidades y ciudad, de ahí que su sola presencia tampoco garantiza sentirnos seguros.
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